22 de octubre de 2016

La vez que nos acechó la muerte y, en cambio, enloquecí


Estamos muertos, 
mañana asistiré a nuestro funeral, 
y le voy a escupir a nuestro cadáver, 
porque me hizo creer cosas que no son, 
y lo voy a patear, y me voy a reír de él

Luego, simplemente voy a llorar 
y hacerme mil preguntas y porqués

Después voy a llamar a una amiga 
e invitarla al funeral, 
pero ella no se va a vestir de negro, 
no va a llorar, 
ni nos lanzará flores, 
porque no le importa

Tampoco van a servir café ni té de manzanilla 
porque no me quedó nada, 
ningún recurso en mi alma 
como para pagar por esos servicios

Al llegar a la casa, o quizá antes, 
voy a buscar todos los recuerdos posibles, 
para sentir tristeza infinita 
y escribir en cualquier sitio "tristeza infinita", 
mientras escucho a Andrés Calamaro 
y sus crímenes perfectos

También voy a querer embriagarme, 
para sentirme en una película 
que alguna vez me gustó, 
pero, si soy sincera,
eso nunca va a pasar 

Lo más seguro es que piense en escribirte 
y ojalá no lo haga, 
para que entonces sólo quede 
esperar tu llamada, 
que obviamente no llegará 
porque los fantasmas no llaman

Después de los después, 
te voy a odiar 
aún y cuando dije 
que no podría odiarte nunca, 
pero es un odio ficticio 
aunque tiene algo de odio, 

y sólo un rato después, 
voy a pasar por nuestra tumba 
para lanzarle flores

Flores y flores y flores y más flores, 
mientras paso pena con toda la existencia
Hasta que algún día pase

O lo ignore

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