7 de enero de 2012

Diario de Anne Frank vs. Cuentos de princesas

Desde siempre hemos estado en el mundo de la fantasía, leyendo cuentos e historias que abren nuestra imaginación y nuestras ganas de conseguir momentos tan fascinantes como lo pintan los cuentos de hadas, las películas de Disney, e historias que llenan tu mente a una espera incierta, la espera por un príncipe azul que hará que tengas en tu vida un final feliz, pero, ¿Cuántas de las veces esto ocurre en realidad?.


Historias que llenan la cabeza de mariposas y falsas creencias, y con esto no quiero decir que no puedas tener un buen amor, pero simplemente la vida no es un cuento de hadas, o mejor dicho, la mayoría de la población no está llevada a tener una de esas vidas. Convertir a una bestia en el amor de tu vida por la magia del amor, o dejar la miseria a un lado gracias a un buen hombre, un 'príncipe azul'. Hoy en día, chicos como pintan a esos príncipes hay muy pocos, y mucho menos azules. 

Entonces, ¿Cuál es la realidad?. La realidad recae sobre historias ciertas, historias basadas en hechos reales, historias que tienen más posibilidades de suceder en este mundo, no un hada mágica que haga posible la noche más hermosa de tu vida. Claro que son historias bellas, cuentos que te sacan sonrisas y lindas esperanzas, pero hay que verlas y simplemente dejarlas ir. Votaría porque estas películas fueran permitidas a un público mayor de 12 años, porque a pesar de no tener imágenes violentas o terroríficas, causan muchas veces prototipos mentales, o distorsiones de la realidad. Votaría también porque fueran más vistas y más leídas historias reales, historias de personas que cuentan sus anécdotas, historias como la de Anne Frank, una niña que a pesar de estar pasando por un momento tan duro como el de la Segunda Guerra Mundial, buscaba una manera de seguir sonriendo. 

Y ciertamente como lo escribió en su diario..
"Tuve la suerte de ser arrojada bruscamente a la realidad".

¿Qué habría pasado si ella, en esas circunstancias, hubiera pensado y soñado en que un 'príncipe azul' o un alemán que aún y con su ideología nazi se enamorara de ella, y dejara a un lado todo odio contra los judíos y la salvara junto a su familia y amigos de tan terrible final? Claro que hubiese sido una buena película para Disney, pero no es la realidad. 

Si tan sólo existieran ese tipo de finales felices en la vida real, nos hubiéramos ahorrado esos cuentos terroríficos basados en hechos reales. 

Cuentos bonitos, realidades distintas. 

2 de enero de 2012

Tan sólo conozco 10 centímetros de los miles que tiene planeta

La misma brisa, el mismo cantar de los pájaros, las mismas cuatro paredes, mi misma mirada y las mismas quejas de todos. Todo sigue estático, yo sigo estática, y los días pasan igual, siempre la misma rutina.. ¿Es normal?.

Mis dedos se cansan de escribir siempre lo mismo, y mis oídos se aburren de escuchar las mismas cosas, las mismas quejas y las mismas historias, una y otra vez. A veces no se trata de lo que quieres, sino de lo que tienes. Somos tan testarudos que podemos tener todo y sin embargo nos puede estar faltando algo, o mucho.

Es tanto de lo mismo. El mismo movimiento de los árboles cada día, el mismo sol y la misma luna. La misma sonrisa agotada y la mirada cansada que se nota en cualquier fotografía.


Es cierto, la vida es un rompecabezas en el que las piezas las vas encontrando en el camino, y a veces, solo consigues piezas repetidas, y repetidas, y más repetidas, sólo hay que seguir buscando un poco más, o eso creo. Muchas veces hace falta recurrir a nuevas cosas, desviarte del camino, de ese camino que parece repetirse todos los días, la rutina, la desagradable monotonía, no es nada malo querer algo distinto. Quiero algo nuevo, algo innovador, algo que cada día me haga ilusión, dar un paseo en moto mientras el viento mueve mi cabello, jugar con barro, tomar un tren o quizás tomar un vuelo al primer destino que se me pase por la cabeza..


Pasear por Venezia..


Comer algo nuevo, lanzarme de paracaídas y ver el mundo desde otra perspectiva, pararme en la punta de un cerro y gritar, hacer kayak, montar a caballo y mirar un atardecer en la playa, perderme en la ciudad y vivir, conocer cosas nuevas que aunque estaban cerca, no saber que estaban allí, salir a buscar peligro y en ese camino, haber adquirido experiencias, vivir un poquito más.