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El veneno, el mismísimo veneno de la soledad le era tan tentador, tan adictivo que lo bebía en exceso día y noche, mientras este carcomía sus entrañas, su mirada y su alma, que poco a poco se desvanecía, se desmoronaba como una montaña de arena; se desvanecía como cualquier estructura en ruinas.
Pero les mentía a todos y sonreía, y decía amar así como acostumbraba a "estar por estar". Dejaba sus pedazos caer sobre los corazones que conquistaba y ante sus sombrío estado, ante tantos bosques desiertos de amor y tanta soledad, se resignó a ser o a seguir siendo y decidió desaparecer...
P.D: Bab el-Mandeb es un estrecho marino que une al Mar Rojo con el Golfo de Adén y en árabe significa «la puerta de las lamentaciones».
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