
Aún sabiendo que los tiempos que pasan no regresan, repasaba a cada rato el pasado. Lo repasé miles de veces intentando hallar una pista, un hallazgo del porqué se marchó. Se podría decir que me convertí en una empedernida de las ciencias del pasado, de la historia y la física. Buscaba a toda costa un pequeño detalle, una excusa en realidad.
Luego de haber repasado centenares de veces el pasado, andar en tren día y noche y andar en vigilia en una sucesión indefinida de recuerdos, llegué a la conclusión de que no existe ninguna pista, sólo existe un hecho, el hecho que lo determinó todo: No le importaba.
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