23 de diciembre de 2014

Tonada de la luciérnaga















Todo está bien, dijo la señora luciérnaga detrás de las rejas de costillas frágiles
Todo está bien, decía mientras acariciaba mis entrañas.
Sus ojos tenían tormento pero aún así brillaban
y seguía diciendo que todo estaba perfecto

¡Ah! Ese sol quemaba tanto cada vez que aleteaba,
sólo había aprendido caricias mortales,
retóricas afrodisíacas para arroparse en noches desérticas,
una plegaria ante el desastre

No quedaba mucho del desorden de esas flores que giran
y mucho menos quedaban semillas
La señora luciérnaga estaba segura de que ningún vacío se llena,
sólo se vacían y allí estaba el dilema.

No hay comentarios:

Publicar un comentario