21 de enero de 2015

Vals apocalíptico

Cuántas veces debe disculparse un alma
por sus actos

Que me perdone el mundo si caigo
sobre la mejor cosecha.
Que me perdonen
mis propias manos
las verdades enjauladas
los engaños
lo innecesario
el abismo de mi sombra

Que me perdones tú
y aquel ticket evitable
y me perdonen mis pies
que caminan y se lanzan
y también saltan
lejos del sueño filarmónico
al borde de labios y soles

Que me perdonen las pausas
las comas, los puntos
tus comillas, los silencios.
Las interpretaciones apresuradas
la apocatástasis tardía

Que me perdone yo misma.
El adiós al mismo sol
que derritió sus labios
las mentiras enjauladas
la honestidad
lo necesario
el abismo de tu sombra

Y que me perdone tu mundo
y el mío
y la cosecha que se pierde
intacta en la atmósfera
de un suspiro contenido. 

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